viernes, 29 de abril de 2016

Día del Animal: dos recomendaciones y una yapa

Hoy se conmemora el Día del Animal en nuestro país, en homenaje al Doctor Ignacio Lucas Albarracín, creador de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales.

Para esta misma fecha, el año pasado les recomendé dos novelas cortas de María Elena Walsh y de Elsa Bornemann, ¿se acuerdan?  >>> Ver aquí

¡Pero qué difícil es hacer una recomendación cuando se han dedicado tantas páginas a los queridos animales! Desde mascotas y animales domésticos, hasta animales salvajes de la selva, del monte, de la puna y la montaña. Historias tiernas y también disparatadas. Animales con voz, que razonan con sabiduría y debaten ideas. Y otros, silenciosos. 

Lo cierto es que los animales nos conectan con la naturaleza y con lo más primitivo de nosotros mismos. Y han dado y seguirán dando motivos para historias diversas, que surgen de nuestros más variados encuentros con ellos.

Este año, se me ocurrió traerles estos dos cuentos:

Cuento con caricia, de Elsa Bornemann*

Este cuento forma parte del libro "Un elefante ocupa mucho espacio". Lo leímos por primera vez cuando Julia tenía tres años y nos gustó tanto, que lo hemos teatralizado con títeres en cumpleaños de los chicos y hasta en una visita al jardín de Rafa. 
En esta historia, los animales de la laguna no conocían lo que era una caricia. Pero un changuito pescador se atreve a rozar el plumaje de un tero mansito con su mano y comienza una historia encadenada con final feliz.

(*) En BORNEMANN, Elsa. Un elefante ocupa mucho espacio, Buenos Aires, Alfaguara, 2011 (Ilustraciones de O'Kif-MG)


De este lado del río, de Gustavo Roldán**

Este cuento integra el libro "Prohibido el elefante". Julita lo recibió de manos del padrino Esteban como regalo de cumpleaños el año pasado. 
Todas las historias inlcuidas en este libro son excelentes, pero "De este lado del río" me gusta de una manera especial. En él, Roldán recrea -una vez más- el escenario del monte chaqueño para poner en boca de los animales autóctonos una situación de lo más humana. Y con una historia sencilla, nos habla de nuestras maneras sesgadas de ver las cosas e interpretar lo que nos pasa. Sobre la ideología, las formas de construcción de la realidad y los desencuentros que se evidencian en el lenguaje.

(**) En ROLDÁN, Gustavo. Prohibido el elefanteColección "Pan Flauta", Buenos Aires, Sudamericana, 2012 (Ilustraciones de Luis Pereyra)


Y para terminar, les dejo -de yapa- una poesía de Ana María Shua:


MASCOTAS*

Odio que no me dejen
tener mascotas.
No pretendo jirafas
no pido focas,
sólo quiero un amigo
con quien jugar,
peludo y calentito
para abrazar,
y no esos tontos peces
para mirar.

Y como en casa no entran
perros ni gatos
porque mamá me dice
que dan trabajo,
me fui solo a la feria
(la de animales)
y compré tres mascotas
esta mañana
que tengo aquí escondidas
bajo la cama.

Son grandes y peludos y lustrosos
hacen piruetas y son cariñosos,
son buenos, obedientes y educados
mis tres microbios domesticados.

(*) En SHUA, Ana María. Las cosas que odio y otras exageraciones, Alfaguara, Buenos Aires, 1998.
(**) Este poema fue publicado en la antología Crecer en poesía. Poemas para nivel inicial y primer ciclo del nivel primario, "Piedra Libre", Plan Nacional de Lectura, Ministerio de Educación de la Nación, Agosto 2015.

jueves, 7 de abril de 2016

Ema Wolf: vanguardia y menta granizada

Los cuentos de Ema Wolf le quedan pintados a Julita, como la ropa talle 10 y los zapatos número 32.

Como quien pide un gusto nuevo en la heladería, el año pasado se le ocurrió sacar de la Biblioteca de San Isidro el libro “Hay que enseñarle a tejer al gato”. Y esa sola probadita bastó para adorarla.

Es que sus cuentos cortos son una especie de menta granizada. Una mezcla de picante y dulce a la vez. Con ese toque de chocolate, que los hace tan especial (y muy ricos, por cierto).

Algunos dirán que es absurdo (sobre todo, los adultos), que se parece bastante a comer dentífrico. Y, quizá, de eso se trata: de probar lo absurdo.

El absurdo es, justamente, el alma de los cuentos de Wolf. Y ella lo entendió tan bien, que creó piezas realmente geniales, que cultivan una lógica más bien de vanguardia.

Nacida en Carapachay (Partido de Vicente López) en 1948 y hoy vecina de Olivos, es común encontrar en sus escritos algunas referencias a barrios de la Zona Norte de Conurbano bonaerense. Pero, sin dudas, su marca personal se encuentra en la figura del gato, protagonista indiscutido en su obra: desde el disparatado Ismael de "Hay que enseñarle a tejer al gato", hasta Fernández de "Historias a Fernández", Magallanes de "El caso de la pizza napolitana", Walter Ramírez  de "Walter Ramírez y el ratón nipón", o bien, el gato de Berta, personaje de una serie de cuentos para los más chiquitos, entre otros.

A continuación, algunas recomendaciones:

-“Hay que enseñarle a tejer al gato” (1991). Ilustraciones de Jorge Sanzol. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1997 (Nueva edición). 
Es la historia de Ismael. Su dueña está obsesionada con enseñarle a tejer a dos agujas, algo absolutamente común en los gatos de todos los tiempos. Esta especie de manual, con instrucciones para enseñarle a tejer a un felino es tan bueno, que vale la pena recorrer cielo y tierra para encontrarlo y leerlo. Apto para padres y niños que gustan de reír a carcajadas, aunque sea la hora de irse a dormir.

-“Los imposibles”. Ilustraciones de Jorge Sanzol. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1988. Colección Pan Flauta. 
Este libro compila cuentos cortos, cortitos y muy divertidos. Y su título alude precisamente a historias imposibles, absurdas. Entre ellas, “El señor Lanari”, un hombre que se va destejiendo; o “La Nona Insulina”, que envejece al revés (una idea anticipadísima al film “El extraño caso de Benjamin Button”). Pero mi preferido de esta partida es "El maldito mejillón”, que narra los intercambios entre el cuidador del faro de una isla perdida y un mejillón, que se ven a diario, pero sólo de 5 a 7 de la tarde.

-“¡Silencio niños!”. Ilustraciones de Pez. Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1997. Colección Torre de Papel, serie Torre Azul. 
Otro libro de cuentos cortos. Nuestros preferidos: “Lupertius se enoja los jueves” y "El Náufrago de Coco Hueco", entre otros ¡Excelentes!

(*) Bibliografía completa y datos de la autora  >>> Ver aquí


Sobre gustos… Una apostilla


Cuando era chica (allá por los ’80s), recuerdo que apareció un gusto nuevo de helado. Era la crema del cielo, con su característico color celeste (todo un cliché).

Fue furor. Tanto, que era común ver a los niños y niñas salir de las heladerías, felices con sus cucuruchos color celeste cielo.

Yo nunca fui amante de la crema sola y menos teñida de celeste. Pero la menta granizada, en cambio, siempre me gustó...

Tarde, pero seguro. Ema Wolf, ¡es un gusto conocerte!