jueves, 24 de marzo de 2016

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Hoy se cumplen 40 años del Golpe de Estado de 1976.
Hoy volvemos a decir "Nunca Más".
Hoy pedimos Memoria y Justicia.
Hoy podemos leer con nuestros hijos y luego
-juntos- hablar.

Y permítanme una recomendación.

Hay un cuento corto de Laura Devetach, que me llega al corazón. Es cortito y lleno de significado. Se llama "Las palomas de San Pedro" y está incluido en el libro Cuentos que no son cuento, editado por Alfaguara.

Vale la pena buscarlo.

"Las palomas de San Pedro tejen clavos, tejen hierro...", culmina el cuento. "Después que lo escribí, comprendí que -en estas palomas- nos veíamos retratados muchos argentinos. Argentinos durante el golpe militar que comenzó en 1976", dice la autora de "La torre de cubos", cuyos cuentos estuvieron prohibidos durante la última dictadura militar.

lunes, 21 de marzo de 2016

¡Bienvenido Otoño!: llueve sobre mojado

Primer lunes de otoño, grisáceo y lluvioso.

Yo me había puesto mi uniforme de correr, como todos los lunes. Pero una intermitente llovizna -que luego se convirtió en persistente y copiosa- me hizo cambiar los planes en la puerta del colegio de los chicos.

De vuelta en casa, el agua ya se acumulaba debajo de la hamaca del jardín. Y todavía en calzas y zapatillas, se me ocurrió traer aquí dos poemas para compartir. Dos poemas para niños, que toman por escenario un día de lluvia.

Uno, favorito de mi infancia, publicado en una colección de poesía para niños que compró mi mamá, cuando ejercía de maestra jardinera. Ese ejemplar ahora está en mi casa y es uno de nuestros libros predilectos.

El otro pertenece a la serie "Crecer en Poesía", publicada en 2015 por el Ministerio de Educación (en el marco del Plan Nacional de Lectura), que cuenta con una cuidada selección y original compilación de poemas para niños.

¡Bienvenido Otoño! ¡Y bienvenida la lluvia que inspira poesía!

"Leemos poesía como quien hace llover, para refrescarnos en su transparencia, para conocernos, para poner en movimiento una actitud de sensibilidad que permita vernos más hondamente" (María Cristina Ramos, 2015).

viernes, 4 de marzo de 2016

Tanto tiempo...

Rafa hace muy buenas preguntas. Ya está grande y este año termina el jardín.

No le gusta esperar y a veces las necesidades se lo imponen, aunque sea de manera obligada. 

Cuando va al baño, por ejemplo, siempre se las arregla para que algún miembro de la familia lo acompañe a pasar el rato. "Papi, ¿el tiempo pasa lento o pasa rápido?", arrojó sentado en el inodoro. Papá, que estaba de acompañante, se quedó sorprendido y esbozó una respuesta. Ante la pregunta, dejé de lavar los platos. Julia también abandonó sus juegos de sobremesa para sumarse a la ronda. Y todos nos encontramos alrededor de la puerta del baño para dar una opinión al respecto. 

El breve debate doméstico sobre el tiempo y su paso, me recordó que no escribo aquí desde septiembre del año pasado. Que las vacaciones de verano se pasaron rápido (rapidísimo), cual puñado de arena en la palma de la mano (como tan bien lo representara Quino en aquella recordada viñeta de Mafalda).

Es tiempo de volver a las rutinas, esas que se inician antes de que el sol se asome. Es tiempo de mochilas, delantales, uniformes y cuadernos. Y acá estoy nuevamente, pensando en todas las lecturas que hicimos con los chicos desde entonces, y "no tuve tiempo" de compartir en este espacio. 

La pregunta de Rafa esa noche, nos llevó a buscar "Federico y el tiempo", un libro de Graciela Montes dedicado a los más chiquitos. Una historia tierna, que relata el diálogo entre una abuela y su nieto, en la intimidad de una casa llena de recuerdos.

Juntos, miran fotos y otras cosas que suelen atesorar las abuelas en sus casas. Federico quiere saber si el tiempo nunca acaba de pasar. Y como Rafa, nos recuerda que las preguntas de los pequeños siempre nos hacen pensar a lo grande.

(*) En MONTES, Graciela. Federico y el tiempo, Serie "Federico Crece", Buenos Aires, Sudamericana, 2009.